Desde que decidimos en Rosario cumplir este sueño de conocer
nuevos lugares, empezamos a prestar atención a las señales y a fijarnos quien
iba a ser la afortunada que nos lleve.
Cuando nos dimos cuenta que había más posibilidades de encontrarla en Buenos Aires, decidimos emprender el viaje en nuestro autito, llamado cariñosamente “El Navío”, un Fiat 1500 modelo 66 que fue nuestro compañero en la inmensidad del mar, viajes de camping y varias idas y vueltas a reencontrarnos con la familia y amigos (que para nosotros es lo mismo).
"El Navío" de vacaciones en la costa de Ostende |
15 días después de
aterrizar en casa de Cami y Caro,unos hermanos de la
vida, ella apareció sin que nadie la esperara y un papel borroso en la
ventanilla lateral y el semáforo en rojo, dieron el aviso.
Caro y
Lucas corrieron hasta alcanzarla casi por intuición y al recuperar el aliento,
ellos y el hombre mayor al que casi matan del susto, confirmaron que estaba a la venta.
A la semana hicimos
la ceremonia de firmas, y el 5 de febrero la adoptamos (algunos creerán que es
coincidencia, pero para nosotros es una hermosa causalidad que nos la hayan
entregado el mismo día que nos conocimos allá en San Rafael 3 años antes).
Así la conocimos |
Dos días después decidimos salir a probarla, el destino
Luján y 50 km. de bautismo.
Los primeros 40 km. nos enamoramos por completo,
nos dimos cuenta del hermoso aire que dejan entrar esas ventanillas grandes, de
lo bien que se ve desde esas alturas hasta que… La Luz roja de la presión de
aceite!!!
No pasó un segundo que Lucas
la apago y al abrir la tapa del motor, vimos salir un humo que no nos gustó nada.
Decidimos esperar a
que se enfríe, abrimos las puertas dobles
para que entre aire y se vaya el olor a aceite quemado, y nos sentamos a
tomar unos ricos mates, observando una hermosa vista.
Cuando la temperatura bajó medimos el nivel de aceite y las
dudas se hicieron realidad: No tenía una gota!
Pensamos lo peor, pero nos dimos cuenta que el vaso medio lleno es la filosofía que más sirve, así que llamamos a la grúa y seguimos disfrutando los mates.
Confirmado: sin una gota de aceite |
Mis suegros Susana y Jorge fueron al rescate con 4 litros de
aceite.
Cuando se lo fuimos a poner Jorge nos dijo: “Las mangueras de la nafta
están todas resecas”, y lo primero que pensamos es en la suerte que tuvimos de
que no se prendiera fuego, cosa bastante común en las Kombis.
A Luján llegamos andando, previa parada por un control policial al que le mostramos los papeles en regla y pasamos orgullosos. |
Al poco tiempo estaba la camioneta en el chapista, y el
motor en la rectificadora de Jorge donde llegó para cambiarle los retenes por
donde perdía todo el aceite y terminó con un cambio de conjunto completo,
embrague reparado, etc., etc., etc. Llevando al motor casi a nuevo.
Motor afuera, primer service después de muuuchoo tiempo |
A punto de recibir color! |
El motor está… la chapa casi está… y el interior está en nuestras manos…
Cada vez estamos mas cerca de nuestro sueño!
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